La preeclampsia es una complicación del embarazo que puede ocurrirle a cualquier mujer, en cualquier embarazo. Si bien la preeclampsia generalmente ocurre en el primer embarazo, puede presentarse en cualquier embarazo. El diagnóstico de preeclampsia se determina cuando la paciente presenta presión arterial alta persistente por primera vez tras la primera mitad del embarazo o poco después del parto. Generalmente está relacionada con un nivel alto de proteínas en la orina o con un nuevo episodio de disminución de plaquetas en la sangre, trastornos en los riñones o el corazón, líquido en los pulmones, o signos de problemas cerebrales, como dolor de cabeza intenso o trastornos visuales.
En el embarazo, tendrá consultas periódicas con el proveedor de atención médica, que, como parte de las pruebas de rutina, le tomará la presión arterial para controlar que no sea demasiado alta. Habitualmente, en cada visita se realiza un análisis de orina con una tira reactiva para controlar la salud de los riñones. La cantidad excesiva de proteínas en la orina se denomina “proteinuria”, y podría estar presente o no en las pacientes con diagnóstico de preeclampsia.
Las consultas prenatales deben ser más frecuentes hacia el final del embarazo. A las 32 semanas de gestación de un embarazo sin complicaciones, las consultas son generalmente cada dos semanas; a las 36 semanas de gestación, las consultas deben ser una vez por semana. Las pacientes que corren un riesgo más alto deben realizar consultas con mayor frecuencia.
Presión arterialEl proveedor de atención médica debe medir la presión arterial en cada consulta prenatal. Tras haber estado cómodamente sentada durante unos minutos, con apoyos para el brazo y la espalda, y los pies en el suelo, le colocarán un brazalete en la parte superior del brazo a la altura del corazón. Dado que la presión puede variar según el brazo, pídales a los profesionales de salud que se la tomen siempre en el mismo brazo. La presión arterial alta se define como la presión mayor o igual a 140/90, medida en dos ocasiones distintas con un intervalo de seis horas. La presión arterial alta grave, que es mayor o igual a 160/110, requiere tratamiento inmediato durante el embarazo y las primeras semanas después del parto.
Análisis de orina
Los riñones sanos no permiten que pase una cantidad significativa de proteínas a la orina. Si se detectan proteínas en el análisis de orina de la tira reactiva, probablemente le soliciten recolectar orina durante 12 o 24 horas en un recipiente para determinar la cantidad de proteínas eliminadas. (Debe guardar el recipiente en el refrigerador o dentro de una hielera con hielo en el baño). Esa orina se analizará para determinar si usted excreta en la orina más de 300 mg de proteínas por día. Una cantidad de proteínas en la orina que sea mayor de 300 mg por día podría indicar la presencia de preeclampsia. Sin embargo, la cantidad de orina no determina el nivel de gravedad presente o futuro de la preeclampsia.
Asimismo, el proveedor de atención médica podría realizar un análisis en el momento para comparar el nivel de proteínas con el de creatinina, que también es un indicador de la salud renal. Un índice de proteína/creatinina mayor de 0.3 mg/dl equivale aproximadamente a 300 mg de proteinuria (o más) en 24 horas.
Análisis de sangre
Se extrae sangre para realizar un hemograma completo (CBC) con recuento de plaquetas y evaluación de los niveles de creatinina, enzimas hepáticas y, en ocasiones, ácido úrico. Esos análisis de sangre proporcionan valores iniciales que servirán de referencia y control para los médicos.
Si usted presenta síntomas de preeclampsia grave, probablemente volverán a extraerle sangre para comparar y determinar posibles cambios en el hígado y las plaquetas. En algunos casos de preeclampsia grave (como el síndrome HELLP), se produce el daño o la destrucción de los glóbulos rojos, lo cual provoca un tipo determinado de anemia. Los análisis de laboratorio podrían indicar que las enzimas hepáticas (AST y ALT) son considerablemente altas y que el nivel de plaquetas es inferior al rango normal (generalmente entre 150,000 y 400,000). Los médicos denominan dicho análisis de sangre como “panel de preeclampsia”, “análisis de HELLP” o “análisis de PIH”.
Peso
La mayoría de los médicos también toma en cuenta el peso como parte de la práctica habitual para determinar si el aumento está dentro del rango normal. Si bien la hinchazón es normal en el embarazo, la hinchazón de la cara y las manos junto con un repentino aumento de peso (entre tres y cinco libras o más en una semana) a veces anteceden los signos de preeclampsia.
Análisis de detección opcionales
Se encuentran en desarrollo varios análisis de biomarcadores para pronosticar o diagnosticar la preeclampsia. Si bien ninguno de dichos análisis está ampliamente aceptado en la práctica clínica de EE. UU., es posible que su médico le indique alguno de esos análisis para complementar el criterio clínico.
Uno de esos análisis mide el nivel de una proteína llamada PAPP-A. Un nivel bajo de PAPP-A está relacionado con complicaciones del embarazo como la preeclampsia, pero no es bueno para pronosticar si se padecerá la enfermedad. Un nivel bajo de PAPP-A puede ser un indicador de mayor riesgo, pero no significa categóricamente que la paciente tendrá preeclampsia.
Existe otro análisis de detección que puede determinar el nivel de AFP fetal en las embarazadas. La alfafetoproteína, o AFP, es una proteína plasmática presente en el feto. Un nivel alto de AFP sugiere que existe un daño en la placenta y un riesgo de retraso del crecimiento intrauterino (Intrauterine Growth Restriction, IUGR), trastorno en el cual el feto tiene un tamaño menor al normal debido a que no está creciendo según lo esperado dentro del útero.
En algunos países, existe un análisis de sangre (aún no está disponible en EE. UU.) que mide la relación entre dos proteínas que se encuentran en la placenta (sFLT y PIGF) a fin de pronosticar qué mujeres con sospecha de preeclampsia presentarán dicha enfermedad en el futuro cercano o tendrán consecuencias adversas.
Si el proveedor de atención médica, según su criterio clínico y con los análisis antes mencionados o no, considera que usted podría presentar preeclampsia, probablemente le recomiende controles más frecuentes y exhaustivos para usted y el bebé.
Control del bebé
Si usted presenta signos (como resultados anormales en los análisis de laboratorio o presión arterial alta) y síntomas (como dolor de cabeza, hinchazón, problemas visuales, etc.) de preeclampsia, es muy probable que también controlen atentamente a su bebé. Es posible que le indiquen realizarse ecografías o pruebas sin estrés (non-stress tests, NST) con mayor frecuencia para garantizar que el crecimiento del bebé no se vea afectado y que la circulación sanguínea en el cordón umbilical y la placenta sea normal. Si aparecen síntomas repentinos hacia el final del embarazo o durante el parto, es posible que le realicen un monitoreo fetal continuo en el hospital.
Los síntomas de preeclampsia también pueden aparecer por primera vez después del parto, incluso sin haber tenido síntomas durante el embarazo. Infórmele de inmediato al proveedor de atención médica si presenta síntomas como dolor de cabeza intenso, cambios en la vista, dolor de estómago, dificultad para respirar, dolor en el pecho o náuseas. Si usted tiene un parto complicado, también es posible que deba permanecer en el hospital al menos dos o tres días más que lo normal, hasta que los síntomas comiencen a desaparecer y otros indicadores estén volviendo a la normalidad (aunque todavía no sean normales).
Los cambios en la presión arterial pueden variar. En algunas pacientes, la presión desciende rápidamente, o se mantiene alta durante tres a seis días después del parto, o tarda algunas semanas en volver a la normalidad. El American College of Obstetricians and Gynecologists recomienda controlar la presión arterial a los 3 y 10 días después del parto, ya sea en el hogar, en el hospital o en el consultorio del proveedor de atención médica. Si tiene una presión arterial alta tres meses después del parto, debe consultar con un médico que brinde atención médica habitual a mujeres que presentan hipertensión crónica (es decir, un especialista en medicina interna, en medicina materno-fetal o en obstetricia y ginecología).
Muchas mujeres prefieren tomarse la presión arterial en su casa con un tensiómetro y registrar los valores en una tabla para llevársela al médico. Si usted se toma la presión arterial en su casa, no olvide registrar la fecha y la hora de cada medición. Recuerde que la preeclampsia puede aparecer hasta seis semanas después del parto aunque no haya tenido síntomas durante el embarazo.
Después del embarazo, es posible que usted y el médico decidan realizar más análisis para determinar los factores que pueden haber causado la preeclampsia.
Trastornos autoinmunitarios
Algunas mujeres presentan síntomas de trastornos inmunitarios después del parto, lo que significa que el sistema inmunitario responde a las propias células sanas como si fuesen una amenaza. Si presenta síntomas crónicos como fiebre, cansancio, dolor de cabeza, hinchazón, dolores, piel fría y húmeda, erupción, pérdida o aumento de peso súbitos o coágulos, consulte con el médico y menciónele que dichos síntomas podrían estar relacionados con sus antecedentes de embarazo. Sin embargo, es posible tener esos síntomas y antecedentes de preeclampsia, y, aun así, no tener ningún trastorno autoinmunitario.
Si presenta problemas autoinmunitarios con la tiroides, debe recibir tratamiento. Si tiene síntomas como pulso rápido o ansiedad, es posible que el médico le indique realizarse análisis de sangre específicos para la tiroides y evaluar los resultados. La tirotropina (también conocida como TSH) es una hormona segregada por la hipófisis que estimula a la tiroides para que produzca tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), que estimula el metabolismo de casi todos los tejidos del cuerpo. Tras una evaluación de los síntomas, de los niveles de TSH, T3 y T4, y de la presencia de anticuerpos tiroideos, el médico determinará si necesita tratamiento.
Las mujeres con anticuerpos antifosfolípidos, incluidas las mujeres con lupus, tienen más probabilidades de sufrir pérdidas recurrentes de embarazos, desarrollar coágulos sanguíneos sin estar embarazadas y padecer complicaciones del embarazo como la preeclampsia. Si sus antecedentes de embarazo incluyen varios abortos espontáneos, abortos espontáneos después de las 12 semanas de gestación o preeclampsia antes de las 34 semanas de gestación, es posible que la evalúen para determinar si presenta anticoagulantes lúpicos, anticuerpos anticardiolipinas y anticuerpos contra la glicoproteína beta 2. En embarazos futuros, es posible que le receten anticoagulantes para disminuir el riesgo de que se formen coágulos.
Trastornos de coagulación
Es probable que a las mujeres que tienen coágulos en las piernas o los pulmones, o antecedentes de preeclampsia, les indiquen análisis para determinar la presencia de trastornos hereditarios de coagulación, como el factor V Leiden, PAI 4G/4G o polimorfismos MTHFR. La elección del tratamiento para las mujeres que obtienen un resultado positivo en cualquiera de dichos análisis varía según el médico.
Función renal
Después de la preeclampsia, los riñones tardan un poco en recuperarse, pero deben volver a la normalidad después del parto. Es posible que algunas mujeres necesiten varios análisis más para determinar el buen funcionamiento renal, sobre todo en los casos poco frecuentes que necesitaron diálisis después del parto. La función renal generalmente se evalúa mediante la creatinina sérica. Podría volver a la normalidad el nivel de creatinina, y no el de proteinuria. Su proveedor de atención médica debe supervisar la función renal y el nivel de proteínas hasta que vuelvan a la normalidad. Si los niveles de creatinina y proteínas no se normalizan en seis meses, o si empeoran, debe consultar con un especialista en riñones (nefrólogo).
En las mujeres que han tenido preeclampsia en el embarazo, podría ser mayor el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, formación de coágulos y presión arterial alta crónica en el futuro. En cada consulta de control ginecológico anual, hable con el médico sobre los factores de riesgo de padecer preeclampsia que usted presenta. Para mantenerse sana, es importante que una vez por año se controle el peso, la presión arterial, el azúcar en la sangre y el colesterol.
Salud cardíaca
La American Heart Association ha incluido la preeclampsia en la lista de los factores de riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Tanto el proveedor de atención médica como la paciente deben tener en cuenta la evaluación de riesgos de enfermedades cardiovasculares en el futuro. El American College of Obstetricians and Gynecologists les recomienda a las mujeres con antecedentes de preeclampsia que dieron a luz antes de las 37 semanas de gestación, o con antecedentes de preeclampsia recurrente, que se realicen un control anual de presión arterial, lípidos, glucemia en ayunas e índice de masa corporal.