La preeclampsia es una condición que ocurre únicamente en los embarazos humanos. Se diagnostica en la madre al presentarse una presión arterial elevada, después de la semana 20 del embarazo. De acuerdo con las directrices publicadas por el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el diagnóstico de preeclampsia ya no requiere la detección de altos niveles de proteína en la orina (proteinuria). Las evidencias muestran problemas de órganos con los riñones y el hígado pueden ocurrir sin signos de proteínas, y que la cantidad de proteína en la orina no predice la severidad de la enfermedad. Antes de estas nuevas directrices, la mayoría de los proveedores tradicionalmente se adhirieron a un diagnóstico rígido de la preeclampsia en base a la presión arterial y proteína en la orina.
Ahora, la preeclampsia está diagnosticada por la persistencia de la presión arterial elevada que se desarrolla durante el embarazo o el puerperio que está asociado con altos niveles de proteína en la orina o el nuevo desarrollo de la disminución de las plaquetas de la sangre, problemas con los riñones o el hígado, líquido en los pulmones, o signos de problemas cerebrales como convulsiones y / o alteraciones visuales.
Algunos síntomas importantes que indican la presencia de esta enfermedad incluyen el dolor de cabeza, dolor abdominal, dificultad respiratoria, sensación de ardor detrás del esternón, náuseas, vómito, confusión mental, sensación creciente de ansiedad y cambios en la visión tales como sensibilidad excesiva a la luz, visión borrosa, sensación de destellos intermitentes o auras. La preeclampsia y otros trastornos hipertensivos relacionados con el embarazo impactan entre un 5% y un 8% de todos los partos en los Estados Unidos de América.
La mayoría de las mujeres con preeclampsia darán a luz a bebés sanos y se recuperarán plenamente. Sin embargo, un porcentaje de estas mujeres enfrentarán complicaciones, de las cuales, algunas pondrán en riesgo tanto la vida de la madre como la del bebé. Aun cuando se presenta en forma leve, la preeclampsia se puede convertir en una condición severa muy rápidamente.
La preeclampsia y otros trastornos hipertensivos del embarazo pueden ser enfermedades devastadoras, las cuales empeoran cuando se retrasa el diagnóstico o tratamiento, lo que conduce a consecuencias muy graves y hasta mortales para las mujeres y sus bebes antes, durante y después del nacimiento.
Existen dos tipos de preeclampsia:
Es posible que escuche otros nombres como toxemia, toxemia preeclámptica, HIE (hipertensión inducida por el embarazo) o gestosis EPH (edema, proteinuria, hipertensión), aunque todos estos términos son anticuados y ya no se utilizan por los expertos médicos de hoy en día.
La Fundación para la Preeclampsia también se enfoca en otros trastornos hipertensivos del embarazo, incluyendo:
Muchos factores guían la decisión de un proveedor de salud sobre cómo tratar la preeclampsia, estos incluyen la edad gestacional y salud del bebé, la edad y salud general de la madre, así como una asesoría cuidadosa del progreso que muestra la enfermedad. Esta asesoría incluye el monitoreo de la presión arterial y un análisis de resultados de laboratorio que indican la condición de los riñones, del hígado y las propiedades de coagulación de la sangre de la madre. Otros análisis monitorean la salud y crecimiento del bebé nonato y detectan signos de posible peligro para ambos. Cuando en el embarazo aún no se han completado las 37 semanas de gestación, los médicos intentarán hacer lo posible para prolongarlo. Si ya se cumplieron las 37 semanas de gestación o más, el proveedor de atención médica normalmente decidirá proceder con el parto de inmediato.
El proveedor de salud estará vigilando cualquier signo de inestabilidad en la madre, incluyendo la presión arterial muy elevada que no responde a medicinas antihipertensivas, signos de insuficiencia renal y/o hepática, así como la reducción de células rojas o plaquetas. También se vigilará de cerca cualquier indicación de riesgo de convulsiones o signos de un inminente derrame cerebral y posiblemente se administrará al paciente sulfato de magnesio (un anticonvulsivante usado específicamente para tratar la preeclampsia). Medicinas antihipertensivas también podrían ser administradas si la presión arterial se eleva a niveles peligrosos.
Si el bebé deja de crecer, no crece lo suficiente o los resultados de una ‘’prueba de estrés’’ no son favorables, es posible que él o la madre no sobrevivan si el bebé permanece en el útero. Aún cuando el bebé es prematuro, es posible que se requiera adelantar el parto si la enfermedad no se puede estabilizar, en el orden de proteger a la madre o asegurar la supervivencia del bebé.
La eclampsia es una complicación muy seria de la preeclampsia que se caracteriza por una o más convulsiones durante el embarazo o el período postparto. En los países desarrollados la eclampsia es poco común y normalmente se controla si se recibe el tratamiento apropiado de forma inmediata. Sin tratamiento, las convulsiones eclámpticas pueden resultar en un coma, daño cerebral y hasta la muerte de la madre o su bebé.
El nombre preeclampsia deriva del hecho de que originalmente se identificó como una condición que procedía a la eclampsia. Hoy en día, sabemos que las convulsiones eclámpticas son únicamente una de tantas complicaciones potenciales relacionadas con la enfermedad. Las convulsiones eclámpticas por lo regular se presentan como una complicación de las etapas más avanzadas de la preeclampsia severa, sin embargo también se pueden presentar sin signos previos de la propia enfermedad.
El tratamiento más usado es el sulfato de magnesio (administrado vía intravenosa) y se usa para prevenir la eclampsia y también se administra después de padecerla para prevenir la recurrencia. La mayoría de los doctores, aunque no todos, administrarán el sulfato de magnesio a las pacientes preeclámpticas durante el trabajo de parto, aun cuando la enfermedad sea leve. El tratamiento con sulfato de magnesio por lo regular se administra de 24 a 48 horas después de la última convulsión. Usted puede recibir el tratamiento de sulfato de magnesio en una unidad de cuidado intensivo o unidad de labor de parto. Mientras se le administra el sulfato de magnesio, deberá ser observada de cerca, recibirá suero intravenoso y posiblemente se le colocará un catéter en su vejiga para medir cuanta orina está produciendo. El sulfato de magnesio se debe de administrar por un proveedor de salud calificado con instalaciones adecuadas. Una sobredosis puede ocurrir, especialmente si se conjuga con un deterioro de la función renal.
Muchas veces se compara el sulfato de magnesio con las sales de Epsom, sin embargo, la ingestión de sales de Epsom o de suplementos vitamínicos de magnesio no han logrado evidencias de una prevención de la
muerte materna por convulsiones eclámpticas. Los niveles que se alcanzan por ingestión oral no son suficientes para prevenir las convulsiones.
El síndrome HELLP es una de las formas más severas de la preeclampsia y ocurre entre un 5% y hasta un 12% de todas las pacientes preeclámpticas. El síndrome puede ocasionar alteraciones muy severas del hígado de la madre, la destrucción de sus células rojas y un recuento bajo de plaquetas. HELLP significa, por sus siglas en inglés: hemólisis, enzimas hepáticas elevadas y recuento bajo de plaquetas (Hemolysis, Elevated Liver enzymes and Lowered Platelets). El síndrome HELLP al principio se puede confundir con la influenza o problemas de la vesícula biliar ya que las molestias pueden parecer iguales y a veces el síndrome ocurre antes de que se presenten los síntomas clásicos de la preeclampsia.
El consejo más importante que usted debe recordar acerca del síndrome HELLP y la preeclampsia es que debe “escuchar” a su cuerpo. Si no se siente bien o tiene alguno de los síntomas, debe contactar a su proveedor de atención médica de inmediato.
Para más información acerca del síndrome HELLP, por favor lea esta información especial de salud.
La preeclampsia y otros trastornos hipertensivos del embarazo afectan del 5% al 8% de todos los embarazos de mujeres que no cuentan con ningún factor de riesgo conocido (ver abajo). Estas complicaciones son más comunes en los embarazos primerizos. Los factores de riesgo más importantes para la preeclampsia son:
La causa (etiología) de la preeclampsia sigue desconocida. Muchas teorías distintas han sido propuestas y han conllevado a esfuerzos para la prevención e intervención estratégica, pero ninguno ha resultado exitoso de forma convincente. No obstante, existe un acuerdo global en el que destaca el papel central de la placenta en el desarrollo de la preeclampsia y que las mujeres con hipertensión crónica y enfermedades metabólicas como la diabetes son más susceptibles a la preeclampsia. La obesidad es otro factor de riesgo mayor – uno que posiblemente se puede modificar.
Hable con su proveedor de atención médica sobre los riesgos y pregúntele que puede hacer para minimizar el impacto de estos. Debe reconocer, sin embargo, que aún no existen respuestas precisas y definitivas sobre la causa o causas de la preeclampsia.
Hay muchas teorías sobre la causa inicial de la preeclampsia y las explicaciones en los textos académicos pueden ser difíciles de comprender. Incluimos en la tabla de abajo algunos de los términos médicos actuales que se relacionan con las diferentes teorías y que se interpretan con un lenguaje sencillo y de fácil comprensión. También puede consultar un texto más detallado sobre las potenciales causas de la preeclampsia que se encuentra disponible aquí.
Descripción Médica Layperson's Description
Descripción Médica | Interpretación Sencilla |
---|---|
Isquemia uterina/ perfusión insuficiente | Flujo insuficiente de sangre hacia el útero |
Inflamación | Respuesta inflamatoria excesiva debido al embarazo |
Angiogénesis | Factores que regulan la formación de nuevos vasos sanguíneos son sobre- producidos en la placenta, los cuales afectan la salud vascular de la madre y conllevan a problemas de hipertensión y daño renal. |
Prostacicilina/ desequilibrio de tromboxano | Alteración del balance hormonal, la cual mantiene el diámetro normal de los vasos sanguíneos. |
Activación y disfunción endotelial | Daño al recubrimiento del sistema vascular, el cual mantiene los fluidos y las proteínas dentro de los vasos sanguíneos, regula la coagulación de la sangre y regula la elasticidad de las paredes de los vasos sanguíneos. |
Deficiencia de calcio | El calcio ayuda a mantener una presión sanguínea normal, así como el buen funcionamiento de los vasos sanguíneos. Una deficiencia de calcio puede derivar en un incremento de la presión arterial. |
Lesión vascular hemodinámica |
Lesión en los vasos sanguíneos debido al flujo excesivo de sangre o la presión de la misma. Como ejemplo, podríamos comparar lo que pasaría si conectamos una manguera del jardín a un hidrante de contraincendios. |
Condiciones maternas preexistentes | La paciente ha padecido presión arterial alta u otros problemas preexistentes tales como diabetes, lupus, drepanocitosis, hipertiroidismo, trastornos renales, etc. |
Activación inmunológica | El sistema inmunológico de la madre responde erróneamente al tratar de curar la “lesión”, como si los vasos sanguíneos estuvieran dañados, empeorando aún más el problema. |
Deficiencias nutricionales | Insuficiencia de proteínas y proteínas, aceite de pescado, y vitamina D en exceso, entre otros factores dietéticos. |
Obesidad | Un alto índice de masa corporal (IMC) está asociado a la tendencia genética de la presión sanguínea elevada, diabetes, y resistencia a la insulina y además a los efectos de la obesidad sobre el sistema inflamatorio. |
Tendencia genética | La transmisión genética de las características hereditarias sobre los miembros de una misma familia. |
La preeclampsia puede causar un aumento en su presión arterial y provocar el riesgo de una lesión cerebral. También puede causar alteraciones en la función hepática y renal, provocar complicaciones de coagulación de sangre, edema pulmonar (líquido en los pulmones) y convulsiones. En su forma más severa o en la ausencia de tratamiento, la preeclampsia puede provocar la muerte materna e infantil. La preeclampsia afecta el flujo de sangre a la placenta, resultando con frecuencia a bebés más pequeños o prematuros. Irónicamente, a veces los bebes nacen mucho más grandes pero los científicos no pueden atribuirlo a la preeclampsia. Aunque la muerte materna es poco común en los países desarrollados, es una de las causas principales de morbilidad y mortandad en madres e infantes a nivel mundial.
Muchas veces la preeclampsia se presenta de forma silenciosa y repentina, detectándose durante una medición rutinaria de la presión arterial o examen de orina. En casos así, si el bebé tiene 37 semanas de gestación o más y su crecimiento se considera normal, por lo general se procederá al nacimiento del bebé y la madre será monitoreada y regresará a su casa como en otros casos normales.
El impacto de la preeclampsia es más fuerte cuando ocurre más temprano en el embarazo, o si la padece una mujer que tenía la presión arterial alta antes de embarazarse. Los proveedores de salud a veces recomiendan la suspensión de actividades como no asistir al trabajo y guardar reposo absoluto en la cama. También recomiendan el uso de medicinas y a veces hospitalización para controlar la presión arterial. Para la salud del bebé a largo plazo, es esencial mantener al bebé en el útero el mayor tiempo posible siempre y cuando haya un crecimiento adecuado del feto.
Desafortunadamente, la única ‘’cura’’ de la enfermedad comienza con el nacimiento del bebé y la expulsión de la placenta y por eso a veces se recomienda el parto aún cuando se considera prematuro para proteger la salud de la madre. Los doctores podrían recetar medicinas antihipertensivas. Sin embargo, si la presión arterial no se puede controlar con medicinas y tratamientos, o la salud de la madre y su bebé se encuentran en riesgo inminente, es posible la administración de esteroides a la madre para ayudar con la maduración de los pulmones del infante previo a su nacimiento.
La preeclampsia puede ocurrir en cualquier momento del embarazo, durante el parto y hasta seis semanas post-parto, aunque es más común durante el último trimestre y muchas veces se resuelve dentro de las 48 horas después del nacimiento del bebé. La preeclampsia puede desarrollarse de forma gradual o presentarse de forma muy repentina, a veces empeorando rápidamente dentro de algunas horas aún cuando los signos y síntomas no se detectan durante semanas o meses.
En algunos casos, la preeclampsia aparece hasta después del parto, muchas veces durante las siguientes 48 horas, aunque se han conocido casos en los que ocurre hasta seis semanas posteriores al parto. La preeclampsia postparto obviamente no representa ningún peligro para el bebé pero representa un riesgo crítico para la madre. Casi 80% de las mujeres que mueren a causa de la preeclampsia fallecen durante el periodo postparto. La falta de sueño, la depresión postparto, la atención siempre dedicada al cuidado del recién nacido y la falta de conocimiento sobre la experiencia postparto contribuyen a que no se reconozcan o que se haga caso omiso a los indicios de que puede haber un problema. Cualquiera de los síntomas que se describen arriba son causas de preocupación y debe acudir inmediatamente a su proveedor de salud si experimenta cualquiera de estos síntomas.
Nacimientos Prematuros A nivel mundial
La preeclampsia es responsable de hasta el 20% de los 13 millones de partos prematuros cada año. En los E.U.A. las estadísticas sobre este tema son inconsistentes, pero si se aplica la misma tasa global a la población en los E.U.A., se puede estimar que la preeclampsia es una de las causas principales de nacimientos prematuros y se puede concluir que es responsable hasta de 100,000 de los 500,000 nacimientos prematuros anuales en los E.U.A.
En países desarrollados un bebé se considera prematuro si nace antes de las 37 semanas de gestación (casi un mes temprano) aunque los casos más severos de bebés prematuros se presentan cuando nacen antes de los 8 meses de gestación (aproximadamente 32 semanas). El impacto de un nacimiento prematuro puede tener consecuencias más graves en países en vías de desarrollo ya que no tienen siempre los recursos necesarios para atender los casos de bebés prematuros.
Los nacimientos prematuros cuentan con un rango de consecuencias - puede ser que el desarrollo del bebé no se vea afectado o puede resultar en daños neurológicos muy graves. Algunos bebés pasarán únicamente uno o dos días bajo observación mientras que otros pasarán sus primeros meses de vida en la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal (UCIN), lo cual causa mucho estrés emocional y financiero para la familia. Puede encontrar más información sobre los nacimientos prematuros en el sitio web de March of Dimes.
La restricción del crecimiento intrauterino (RCIU)
La reducción de flujo sanguíneo a la placenta restringe el suministro de alimentación al bebé, causando una escasez que resulta en desnutrición – esta condición se conoce como la restricción del crecimiento intrauterino (RCIU). Como resultado, el bebé puede ser más pequeño comparado con su edad gestacional. Los ultrasonidos ayudan a identificar la RCIU. Muchos de los bebes que sufren como resultado de la RCIU pueden recuperarse en pocos meses aunque investigaciones recientes sugieren que los bebés con restricción de crecimiento son más propensos sufrir diabetes, insuficiencia cardíaca congestiva e hypertension, cuando son adultos.
De los 30 millones de bebés nacidos con RCIU en todo el mundo cada año, el 15% (4,5 millones) están asociados con la preeclampsia.
Las madres no deben de culparse por la pobre nutrición que es consecuencia la RCIU ya que la causa se debe a una placenta con insuficiencia y no se asocia a la dieta de la madre. Usted podría estar comiendo todas las opciones sanas y adecuadas para el embarazo, pero si la placenta no es capaz de procesar los nutrientes y hacerlos llegar a su bebé, el crecimiento de éste se verá impactado.
Acidosis Láctica
El bebé sobrevive en el vientre recibiendo nutrientes y oxígeno por medio de la placenta. La preeclampsia impacta el funcionamiento de la placenta de tal forma que el cuerpo del bebé empieza a restringir el flujo de sangre hacia sus extremidades, sus riñones y su estómago ya que ésta hace un esfuerzo por conservar el suministro vital de oxígeno hacia el cerebro y el corazón. Si la reserva de oxígeno del bebé se disminuye (cuando la placenta empieza a desprenderse o morir), el cuerpo del bebé es capaz de extraer energía de su provisión de nutrientes sin requerir del oxígeno. Sin embargo, este proceso de extraer energía conlleva a la acumulación de ácido láctico. Si se acumula demasiado ácido láctico el bebé desarrollará ‘’acidosis láctica´´, quedará inconsciente y dejará de moverse. En este momento el nacimiento del bebé es vital.
La Muerte
La muerte infantil es una de las consecuencias más devastadores de la preeclampsia. En los E.U.A., aproximadamente 10,500 infantes mueren como resultado de la preeclampsia y a nivel mundial se estima que las muertes por esta misma causa suman medio millón. En los países donde no existe forma de mantener vivos a los bebés prematuros, la tasa de mortalidad neonatal es mucho más alta.
Las muertes fetales como consecuencia de la preeclampsia, refiriéndose a los bebés que mueren dentro del útero después de las 20 semanas de gestación, suman entre 1,000 y 2,200 en los E.U.A. Es menos probable que haya muerte fetal en el caso de una preeclampsia leve que cuando la haya con variantes de la enfermedad como lo son el síndrome HELLP y la preeclampsia sobrepuesta a la hipertensión crónica.
Aproximadamente un 20% de los miembros de la Fundación para la Preeclampsia han perdido por lo menos a un bebé. La enfermedad es capaz de manifestarse dentro de muy poco tiempo. Es posible tener un chequeo prenatal normal por la mañana y perder a su bebé por la tarde. Es por eso que le recomendamos siempre extremar precauciones y contactar a su médico de inmediato si experimenta cualquier síntoma asociado a la preeclampsia.
Enfrentando Problemas a Futuro
La preeclampsia ha sido asociada a una variedad de condiciones que se presentan durante toda la vida para bebés con nacimientos prematuros incluyendo parálisis cerebral, epilepsia, ceguera y sordera. Un nacimiento prematuro es acompañado de riesgos adicionales como hospitalizaciones de largo plazo, un tamaño gestacional reducido y el retraso de la vinculación emocional entre el bebé y su familia. Los nacimientos prematuros causan mucho estrés para la familia y es aún mayor cuando la madre también se encuentra enferma.
Con un sistema adecuado, incluyendo el cuidado materno e infantil, es posible reducir la ocurrencia de algunas de estas muertes. Las bases fundamentales de la prevención de la muerte incluyen el diagnóstico oportuno, el monitoreo de la condición del bebé, el adecuado manejo de nacimientos tempranos, la provisión del cuidado requerido para recién nacidos prematuros y la administración de sulfato de magnesio para prevenir las convulsiones maternas y de esta forma, posiblemente proteger al bebé de daños neurológicos. No obstante, se requieren muchas más investigaciones. Necesitamos encontrar una cura definitiva.
Actualmente la única ‘’cura’’ de la preeclampsia empieza con el nacimiento del bebé y la expulsión de la placenta. Cuando la preeclampsia empieza a manifestarse, la madre y su bebé deben ser monitoreados de cerca. Hay medicamentos y tratamientos que podrán ayudar a prolongar el embarazo, aumentando así la posibilidad de supervivencia para el bebé. Cuando la preeclampsia empieza a presentarse, no hay forma de revertirla y se debe analizar constantemente, balanceando la salud de la madre y la de su bebé. En algunas circunstancias, es necesario el nacimiento inmediato del bebé, sin tomar en cuenta su edad gestacional, para salvar su vida o la de la madre.
Hoy en día, el diagnóstico oportuno a través de estudios simples y un cuidado prenatal adecuado puede predecir o demorar algunas de las consecuencias adversas de la preeclampsia. El tratamiento oportuno salva vidas. Las investigaciones han empezado a revelar algunas de las anormalidades moleculares que se presentan en mujeres preeclámpticas y hay esperanza de que estos descubrimientos puedan ser dirigidos al desarrollo de una cura.
Los investigadores sugieren que existen posiblemente muchas variables distintas, algunas con origen genético, que aumenta la probabilidad de que una mujer desarrolle la preeclampsia. Por eso, es posible que una terapia preventiva o de curación que puede resultar exitosa para una mujer tal vez no tendría el mismo resultado para otra. Aunque la Fundación para la Preeclampsia ayuda a recolectar fondos para la investigación, aún se necesita mucha más investigación dedicada a la preeclampsia. Desafortunadamente, la preeclampsia es una de las enfermedades a la cual se destinan menos fondos para su investigación con relación a lo que los economistas de la salud llaman "años de vida potencialmente perdidos" y nosotros creemos que las mujeres embarazadas merecen mucho más. Los legisladores, investigadores científicos, profesionales de salud y pacientes tienen que unirse y juntos presentar la información disponible para los que más la necesitan y así promover mayor conciencia y el uso de más recursos para atender este gran problema que es devastador. Para contribuir a nuestra investigación o programas educativos, por favor haz una donación aquí o hablanos por teléfono para platicar sobre su interés en hacer una donación mayor.
Si su primer embarazo fue normal, el riesgo de padecer la preeclampsia en el siguiente embarazo es muy bajo. No obstante, si tiene otros factores de riesgo (como una edad más avanzada, un peso excesivo, o un historial familiar de hipertensión) debe estar vigilante y atenta a cualquier signo o síntoma preliminar de advertencia.
Existen investigaciones que han estudiado la tasa de recurrencia en embarazos subsecuentes, pero se necesitan aún más. Tales estudios sugieren que la probabilidad de volver a padecer la preeclampsia es aproximadamente de un 20%, sin embargo, expertos también indican que hay un rango desde el 5% hasta el 80% dependiendo de factores como en qué semana de gestación y con qué severidad se presentó. Si tuvo la preeclampsia durante su primer embarazo, es posible que la vuelve a padecer. Aunque las recurrencias muchas veces son más leves, no se puede predecir con certeza. Usted debe ser monitoreada muy de cerca después de un embarazo preeclámptico.
El riesgo de la preeclampsia incrementa si tiene alguno de los factores de riesgo arriba mencionados o si ha desarrollado la hipertensión crónica o la diabetes desde un embarazo previo, o si tendrá fertilización en vitro, gemelos o múltiples.
Aunque no haya tenido la preeclampsia durante el segundo embarazo, aún podría enfrentar el riesgo de recurrencia durante un embarazo subsecuente. Asegúrese de revisar su historia de preeclampsia con su proveedor de atención médica. La conciencia y la sensibilidad a los signos y síntomas de advertencia tienen la misma importancia como con cualquier embarazo.
Algunas experiencias con la preeclampsia pueden ser traumáticas para su familia, amigos y doctores tratantes. A veces un doctor le puede aconsejar que es preferible no volverse a embarazar ya que no saben cuál sería el resultado y existe la preocupación por su seguridad y su bienestar. A todas las mujeres en esta situación les recomendamos programar una consulta antes de embarazarse, de preferencia con un médico de medicina materno-fetal que se especializa en la preeclampsia y trastornos relacionados. Al revisar su historial médico y evaluar potenciales trastornos subyacentes, el médico podrá explicar con más precisión los riesgos que usted podría enfrentar. A veces un obstetra con las mejores intenciones no tendrá la experiencia suficiente para proporcionarle los consejos adecuados. Mientras que ninguna persona puede decidir por usted, sí hay quien le puede ayudar a evaluar las opciones existentes.
Algunos de nuestros expertos han ofrecido retroalimentación sobre este tema en nuestra sección de "Pregunte a los Expertos" de este sitio web.
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